El cambio de estación trae consigo una disminución en la temperatura, lo cual es sinónimo de mayor contaminación atmosférica por la combustión de leña en dispositivos inadecuados de calefacción de miles de familias en Chile. Esta contaminación agrava los problemas respiratorios causados por la COVID-19.
Sin embargo, la leña es un recurso renovable que puede emplearse como combustible limpio si se utiliza en dispositivos adecuados. Lo anterior lo ha reconocido la propia Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO): “En estufas mejoradas, y con buenas prácticas de combustión, es posible el consumo limpio de leña y carbón vegetal, así como de otro tipos de biomasa”.
Por lo tanto, se hace creciente la necesidad de buscar alternativas viables para la calefacción de los hogares en Chile. El gobierno Chileno tiene el reto de estandarizar, regular y fiscalizar la generación, distribución, comercialización y uso de la leña. Así como normar el aislamiento y la eficiencia térmica de las edificaciones, y continuar con la actualización de tecnologías.
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